La Imposición de Manos: Recibir la Gracia de los Dones del Espíritu Santo
Introducción
La imposición de manos es una práctica que ha sido parte integral de la vida de la Iglesia desde sus primeros días. En los últimos años, ha adquirido una relevancia particular en el marco del Movimiento de Renovación Carismática Católica (RCC). Esta práctica no solo se arraiga en la tradición, sino que también encuentra su fundamento en las Escrituras y en la doctrina de la Iglesia.
Respaldo Bíblico
En las Sagradas Escrituras encontramos varias referencias que avalan la práctica de la imposición de manos. Por ejemplo, en el Evangelio según San Marcos (16:17-18), Jesús asegura que los creyentes "impondrán las manos sobre los enfermos, y sanarán". Este versículo se ha interpretado como un respaldo al uso de la imposición de manos para propiciar la sanación.
En Hechos de los Apóstoles (8:17), los apóstoles imponen sus manos sobre los creyentes en Samaria para que estos reciban el Espíritu Santo. Este hecho se toma como evidencia bíblica del modo en que se transmiten los dones espirituales mediante la imposición de manos.
Respaldo de la Doctrina Católica
La imposición de manos es una tradición sacramental en la Iglesia Católica. En el sacramento de la Confirmación, por ejemplo, el obispo impone las manos sobre el confirmado para invocar al Espíritu Santo y reforzar su fe.
Rol de la Imposición de Manos en el RCC
Dentro del Movimiento de Renovación Carismática, la imposición de manos juega un papel crucial en dos aspectos esenciales.
I. Oración por la Sanación
La imposición de manos se emplea frecuentemente en el RCC como una forma de orar por la sanación física o espiritual de una persona. Los creyentes carismáticos colocan las manos sobre la persona que necesita oraciones, invocando la presencia del Espíritu Santo para propiciar curación y consuelo.
II. Transmisión de Dones Espirituales
Asimismo, en el RCC, la imposición de manos también se utiliza para transmitir dones espirituales, tales como el don de lenguas o la profecía. Los líderes o miembros experimentados pueden imponer sus manos sobre otros para compartir estos dones.
Conclusión
La práctica de la imposición de manos es una manifestación poderosa del amor y la gracia de Dios en acción. A través de esta práctica, los dones del Espíritu Santo son derramados sobre los creyentes, fortaleciendo su fe y equipándolos para servir mejor a su comunidad. Así, cada vez que se practica la imposición de manos, estamos reconociendo que todo don bueno viene de Dios y le estamos invitando a actuar en nuestras vidas de maneras nuevas y sorprendentes.
Juan Carlos Bernal